El examen de los genitales de un hombre puede ser una situación
embarazosa y lo por mismo, conviene efectuarlo con delicadeza. Esta es un área
muy sensible para los hombres y se deben evitar comentarios o expresiones que
produzcan incomodidad.
El examen se
efectúa mediante la inspección y la palpación. Las partes que se deben
identificar son: el vello pubiano, el pene, el glande, el meato uretral, el
escroto, los testículos, los epidídimos y los cordones espermáticos.
El vello genital o
pubiano tiende a ser abundante y en el hombre se continúa hacia el ombligo. Se
pueden encontrar piojos (Phthirius pubis) o liendres (huevos de piojos)
en personas poco aseadas.
En los pacientes
no circuncidados es necesario retraer el prepucio para examinar el glande y el
meato uretral.
Entre las
alteraciones que se pueden encontrar en el pene, destacan las siguientes:
Fimosis: consiste en la dificultad para descubrir el
glande debido a un prepucio estrecho.
Parafimosis: es la dificultad de deslizar el prepucio
nuevamente hacia adelante después que se ha descubierto el glande, debido a que
es estrecho; lo comprime y lo puede edematizar.
Balanitis: es una inflamación del glande que ocurre sólo en
hombres no circuncidados, frecuentemente con fimosis o diabéticos. Se debe a
infecciones bacterianas o por hongos (Candida). Una balanopostitis es una inflamación del glande y del
prepucio.
Hipospadias: es una condición con la que la persona nace en
la que el meato uretral desemboca más abajo de lo normal, en una posición
ventral.
Ulceras:
pueden ser de distinto tipo y naturaleza. Entre las úlceras que afectan el
glande y el prepucio destaca el chancro sifilítico que es una úlcera ovalada o
redonda, de bordes indurados, fondo liso, y que aparece unas dos semanas
después de una exposición a la enfermedad.
Herpes genital: son vesículas superficiales rodeadas de un halo
eritematoso, muy dolorosas, que se deben a una infección por el virus herpes
simple tipo 2.
Condiloma acuminado o papilomas genitales: son lesiones como verrugas que se deben a
infecciones virales.
Molluscum contagiosum: son lesiones como
pequeñas pápulas algo umbilicadas en el centro, que son de transmisión sexual,
y se deben a infecciones por virus.
Carcinoma del pene: es un cáncer habitualmente
de tipo escamoso, que tiende a presentarse en hombres no circuncidados, poco
preocupados de su higiene.
Enfermedad de Peyronie: consiste en el
desarrollo de bandas fibrosas en el dorso del pene, por debajo de la piel, que
lo pueden deformar y provocar erecciones dolorosas.
En las uretritis se puede encontrar una secreción que
sale por el meato uretral, la cual debe estudiarse mediante tinciones de
extendidos y cultivos de distinto tipo, según las causas probables (p.ej.:
infección porgonococo).
El
escroto y su contenido.
En la
superficie del escroto se pueden encontrar lesiones de aspecto amarillento que
corresponden a quistes sebáceos. En ocasiones, el escroto se presenta muy
edematoso y esto se observa en enfermedades asociadas a retención de líquidos,
como ocurre en la insuficiencia cardíaca, síndrome nefrósico o cirrosis
hepática.
En el
examen de los testículos es frecuente encontrar el izquierdo más abajo que el
derecho. Para palparlos se trata de presentarlos de modo de facilitar el
examen. Para esto se toma un testículo entre los dedos medio y anular de cada
mano, dejando los dedos índice y pulgar libres para que puedan palpar la
superficie de la glándula. También se podrían palpar usando los dedos pulgar,
índice y medio. Cuando el músculo cremasteriano retrae los testículos el examen
se dificulta y es necesario traccionar un poco la glándula para asirla en forma
adecuada.
Debe
sospecharse de cualquier dureza o nódulo en la superficie del testículo que
pueda indicar la presencia de un cáncer. Ante cualquier duda es necesario
complementar el examen con una ecotomografía.
Los
hombres deben tener la costumbre de examinarse los testículos de vez en cuando
buscando la aparición de nódulos. Durante un baño de tina con agua caliente, o
en la ducha, puede ser un buen momento para efectuarlo. Un cáncer testicular se
puede manifestar desde lesiones pequeñas, a una masa de mayor tamaño, peso y
consistencia.
También
se deben examinar los epidídimos, los conductos deferentes y el cordón
espermático.
Los epidídimos se palpan como un cordón que sigue el borde
posterolateral de los testículos y que es más grueso en el polo superior. Los
conductos deferentes, cuando son normales, se palpan como cordones lisos,
indoloros, y forman parte de los cordones espermáticos. Si existe una hernia
inguinoescrotal, el volumen de ese lado del escroto se aprecia abultado.
Entre
las alteraciones que se pueden encontrar destacan:
Cáncer testicular: se manifiesta como un aumento de
volumen, que puede ser muy localizado (como una lenteja) o formar una masa,
habitualmente indolora, que aparece con mayor frecuencia en adultos jóvenes,
entre los 15 y los 30 años.
Quiste de la cabeza del epidídimo o espermatocele: es una formación
quística que se palpa como un nódulo en la cabeza del epidídimo, fuera de los
límites del testículo. En general, es de evolución benigna.
Hidrocele: es un aumento de volumen debido a la
acumulación de líquido en la túnica vaginal que es una membrana que rodea al testículo y que normalmente deja una
cavidad virtual. Si se apoya una linterna sobre la piel del escroto, en la zona
del aumento de volumen, se observa un fenómeno de transiluminación que consiste en que la luz difunde en un
área extensa correspondiente al líquido acumulado.
. Orquitis: es una inflamación aguda de un testículo
que se puede observar en enfermedades infecciosas virales, como las paperas,
cuando se presenta en adolescentes o adultos. En un comienzo la glándula se ve
aumentada de volumen y está muy sensible; con el tiempo, una vez que se
resuelve la inflamación, puede evolucionar hacia la atrofia.
Epididimitis: es una inflamación del epidídimo que es
muy dolorosa y que se relaciona con infecciones urinarias o de la próstata.
Existen epididimitis de evolución crónica que se relacionan con infecciones
como la tuberculosis.
Torsión testicular: es una urgencia quirúrgica en la que el
testículo gira sobre su eje y puede llegar a comprometer la circulación de la
glándula. El testículo se ve retraído y la palpación es extremadamente
dolorosa.
Hidátide torcida: es otra condición que se acompaña de
dolor. Se palpa un pequeño nódulo sensible hacia el polo superior. Es más
frecuente de encontrar en niños en edad puberal.
Varicocele: corresponde a dilataciones varicosas de
las venas del plexo pampiniforme del cordón espermático. Se observa más
frecuente en el lado izquierdo, estando el paciente de pie. Puede asociarse a
una disminución de la fertilidad.
Criptorquidia: es una condición en la que un testículo
no logró descender a la bolsa escrotal y quedó en el canal inguinal o dentro
del abdomen. Estos testículos se atrofian y con el tiempo tienen mayor
tendencia a desarrollar un cáncer.
Condiciones en las cuales se encuentran testículos
chicos son la criptorquidia, secuela de una orquitis, por ingesta de
estrógenos, cirrosis hepática, o la presencia de alteraciones cromosómicas como
ocurre en el síndrome de Klinefelter.
Se encuentra un aumento de volumen escrotal en el
hidrocele, hernias inguinoescrotales, tumores, procesos inflamatorios y cuadros
edematosos.
Examen físico de la Próstata.
La próstata se evalúa mediante el tacto rectal (se
recomienda ver el capítulo sobre examen de abdomen).
La próstata normal se debe palpar como una glándula de
superficie lisa y consistencia elástica que protruye discretamente hacia el
lumen rectal. Debe ser posible identificar los dos lóbulos laterales. Las
vesículas seminales frecuentemente no son palpables por estar en la parte de
más arriba.
Con la edad, la glándula tiende a crecer y también
aumenta la protrusión hacia el lumen del recto; el surco en la línea media se
vuelve más difícil de identificar. Si se palpan nódulos duros e irregulares se
debe pensar en la presencia de un cáncer.
Los programas de detección precoz de cáncer prostático
recomiendan efectuar un examen anual en forma rutinaria pasados los 50 años, o
antes, si existen antecedentes de cáncer en familiares cercanos. Los métodos
más usados para evaluar la glándula son el tacto rectal y la determinación del
antígeno prostático específico.
La próstata puede presentar inflamaciones agudas de
tipo séptico (prostatitis aguda) y, eventualmente, desarrollar una
colección purulenta (absceso prostático). En esos casos la glándula está
aumentada de tamaño y es muy sensible a la palpación.
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